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MANUEL DE FALLA EN MADRID:
SU ENCUENTRO CON AMADEO VIVES
«……De músicos me parece…. el más notable Enric Granados. Y muy interesantes, Morera (Enric), del Campo (Conrado), Pahissa (Jaime)…. Bueno, y Falla (Manuel de). Falla es insuperable.» (Amadeo Vives).
Cuando Manuel de Falla se estableció en Madrid, hacia 1900, mostró cierto interés por la zarzuela principalmente porque era un camino para ganarse la vida. Compuso varias zarzuelas, 3 de ellas en colaboración con el compositor catalán Amadeo Vives (El Corneta de Órdenes, Prisionero de Guerra y La Cruz de Malta). Sin embargo, la única que se estrenó fue Los Amores de la Inés. Paradójicamente, fue su primera zarzuela, La Casa de Tócame Roque, la preferida del compositor gaditano.
Amadeo Vives sí que entró de lleno en el teatro lírico nacional. Su pasado como niño cantor y su formación musical le llevó a fundar en Barcelona, junto a Lluis Millet, el Orfeó Catalá el cual se convirtió con el tiempo en una de las masas corales más importantes de Europa. Residiendo ya en Madrid, comenzó a componer decenas de obras líricas entre las que destacan Bohemios, Maruxa o Doña Francisquita, las cuales le convirtieron en uno de los compositores más relevantes de su tiempo dentro de este género.
Todo ese mundo no terminaba de convencer a Falla como músico. Madrid poseía un ambiente muy conservador para sus anhelos musicales. Las enseñanzas de Felipe Pedrell y el descubrimiento del libro L´acoustique nouvelle, de Louis Lucas, favorecieron que dichos anhelos continuaran mirando a París con el objetivo de «conocer los procedimientos de la moderna escuela francesa» (Manuel de Falla), y más concretamente hacia Claude Debussy.
Lector incansable, Amadeo Vives mostró siempre una inclinación hacia el Siglo de Oro español. Su zarzuela Don Lucas del Cigarral se podría decir que es una refundición de Entre Bobos Anda el Juego, la obra de Francisco de Rojas. Casi 25 años después, Doña Francisquita, está inspirada en la comedia de Lope de Vega, La Discreta Enamorada. Entre medias decidió realizar una serie de canciones inspiradas en poesías españolas de los siglos XVI y XVII, Canciones Epigramáticas, llenas de picaresca y sátira, las cuales se estrenaron en el Teatro Español de Madrid, en noviembre de 1915.
Las Trois Mélodies de Manuel de Falla fueron escritas en París entre 1909-1910 sobre textos de Théophile Gautier, y estrenadas en la Salle Gaveau. Las Siete Canciones Populares Españolas pertenecen también a su etapa parisina, aunque su estreno se produjo en el Ateneo de Madrid en 1915. Con motivo de los trescientos años del fallecimiento de Luis de Góngora, la generación del 27 -principalmente Gerardo Diego y Federico García Lorca- encargó a Falla una obra. El resultado fue Soneto a Córdoba, una pieza para voz y arpa (o piano) sobre el poema homónimo del dramaturgo cordobés. Fue estrenada en la Sala Pleyel de París en 1927.
Amadeo Vives y Manuel de Falla. Dos compositores contemporáneos que emprendieron caminos muy diferentes y, sin embargo, mantuvieron siempre una gran amistad y admiración.
INTÉRPRETES
CECILIA LAVILLA, soprano
MIGUEL ITUARTE, piano
Manuel de Falla: V. «Nana» de «Siete canciones populares españolas» (1914)
BREVE HISTORIA DEL CICLO DE CONCIERTOS «MANUEL DE FALLA»
En el año 2015 se cumplió el centenario del estreno de El Amor Brujo, de Manuel de Falla, posiblemente la obra de toda la historia de la música en la que mejor se entrecruzan la música clásica y el flamenco. Éste tuvo lugar en el Teatro Lara de Madrid, con Pastora Imperio y un pequeño conjunto de 14 músicos. Se tituló: El Amor Brujo –Gitanería en 1 Acto y 2 Cuadros-. Con el tiempo evolucionó en lo que hoy conocemos: un ballet con orquesta sinfónica. Pero la verdadera première se produjo con una orquesta de cámara y una cantaora-bailaora; el 15 de abril de 1915.
Con motivo de dicha efeméride se comenzó a organizar un ciclo de conciertos en la Casa de Granada en Madrid, bajo el nombre de Manuel de Falla, en el que se alternan recitales de música de cámara y flamenco. Posteriormente, el Ciclo se llevó al Ateneo de Madrid debido a la relación que tuvo el compositor gaditano con esta institución a principios del s. XX. Fue aquí, en el Ateneo de Madrid, donde, en 1915 también, se estrenó una de sus obras para voz y piano más emblemáticas -con el mismo compositor al piano-: Siete Canciones Populares Españolas. El Ciclo viaja también regularmente a la Sala Cero Teatro de Sevilla, ciudad en la que, en 1923, Manuel de Falla fundó la Orquesta Bética de Cámara y con la que estrenó, en versión de concierto, una de sus incuestionables obras maestras: El Retablo de Maese Pedro
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